sábado, 16 de noviembre de 2013

Bienvenidos "Una Ola de Esperanza" Robert Kennedy


"Pocos cambiarán por si mismos el rumbo de la historia, pero cada uno de nosotros podemos esforzarnos en cambiar una pequeña parte de los acontecimientos, y la suma de todos estos actos será la historia que escriba esta generación"
"En primer lugar está el peligro de la apatía: la creencia de que no hay nada que un hombre o una mujer puedan hacer en contra los múltiples males que azotan el mundo. Contra la miseria, contra la ignorancia, la injusticia o la violencia. Sin embargo, muchos de los grandes avances del mundo, de pensamiento y de acción, han salido de la labor de un solo hombre. Un joven monje impulsó la Reforma protestante, un joven general extendió un imperio desde Macedonia hasta los con fines de la tierra; y una joven reclamó el territorio de Francia. Fue un joven explorador italiano quien descu brió el Nuevo Mundo. Y a sus treinta y dos años de edad, Thomas Jefferson proclamó “que todos los hombres son creados iguales”. Arquímedes dijo: «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo».
Estos hombres cambiaron el mundo, y todos nosotros podemos también. Pocos cambiarán por si mismos el rumbo de la historia, pero cada uno de nosotros podemos esforzarnos en cambiar una pequeña parte de los acontecimientos, y la suma de todos estos actos será la historia que escriba esta generación. Miles de voluntarios de los Cuerpos de Paz están marcando la diferencia en aldeas aisladas y en barria das de decenas de países. Miles de hombres y mujeres desconocidos resistieron en Europa la ocupación nazi, y muchos murieron, pero todos contribuyeron hasta el final a la causa de la libertad en sus países.
Es en base a innumerables actos de valentía y esperanza como la historia humana queda escrita. Cada vez que un hombre lucha por un ideal, o actúa para ayudar a otros, o sed rebela ante injusticia, está generando una pequeña ola de esperanza, y millones de esas pequeñas olas, cruzándose entre sí y sumando intensidad forman un tsunami capaz de derrumbar los más poderosos muros de resistencia y opresión.
«Si Atenas te parece grande», dijo Pericles, «considera entonces que sus glorias fueron alcanzadas por hombres valientes, y por hombres que aprendieron sus deberes». Ésa es la fuente de toda grandeza en todas las sociedades, y es la clave para el progreso en nues tro tiempo.
El segundo peligro es el del interés personal de quienes dicen que las esperanzas y las creencias deben ceder ante las necesidades inmediatas. Naturalmente, si queremos actuar de forma eficaz, debemos tratar con el mundo tal y como es; tenemos que hacer las cosas. Pero si hay algo por lo que el presidente Kennedy luchó, y que tocó en lo más profundo el sentimiento de los jóvenes de todo el mundo, fue su fe en que el idealismo, las grandes aspiraciones y las pro fundas convicciones no son incompatibles con la forma más práctica y eficiente de los programas, su fe en que no hay ninguna incompatibilidad fundamental entre los ideales y las posibilidades reales, su fe en que no hay división entre los más profundos deseos del corazón y la mente, y la aplicación racional del esfuerzo humano para resolver los problemas de la humanidad. No es realista ni práctico resolver problemas tomando medidas que no estén guiadas por objetivos y valores morales, a pesar de que todos conozcamos a alguien que afirma que sí es posible. A mi juicio, se trata de una locura irreflexiva, porque no se tienen en cuenta las realidades de la fe, la pasión y las creencias, fuer zas estas que en última instancia son más poderosas que todos los cálculos de nuestros economistas o nuestros generales. Por supuesto, para adherirse a las nor mas y al idealismo, y para hacer frente a los peligros inmediatos, se requiere un gran valor y una gran con fianza. Pero también sabemos que sólo aquellos que se atreven a arriesgar mucho pueden lograr mucho."